Confirman presencia de material nocivo en vagones del subte de la línea B: asbesto

Cuando en marzo de 2018 se conoció la presencia de asbesto en una serie de vagones de la línea B del subte, se resolvió retirar de circulación a los 36 coches CAF 5000 que contenían el componente cancerígeno entre sus piezas, y que habían sido comprados al metro de Madrid en 2011 por 4 millones de euros.

Desde entonces, el subte que más pasajeros transporta dentro de la Ciudad, con un promedio diario de 340.000, presta un servicio que colapsa a toda hora y que, según un estudio publicado en junio por la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP), podría seguir empeorando al punto de, eventualmente, suspender el funcionamiento de la línea.

En el informe, que lleva el sello del Departamento de Geología de la Universidad Nacional del Sur, con fecha de mayo 2019, se advierte sobre la presencia de asbesto también en los trenes Mitsubishi, que forman parte de la flota activa.

En respuesta a este hallazgo, Subterráneos de Buenos Aires (Sbase) conformó una comisión para analizar el procedimiento a seguir. En ese marco, un operador especializado realizó el relevamiento de la flota, confirmó la existencia del material nocivo y debía avanzar en la remoción y reemplazo de las piezas contaminadas.

“Metrovías y Sbase han reconocido que los coches Mitsubishi tienen este material en sus componentes. Ya se hicieron 100 estudios y encontramos cinco trabajadores que tienen una patología provocada por el asbesto, pero que afortunadamente no es cáncer ni abestosis. Son placas pleurales. No es grave, pero quedó demostrado que hay afectados y en apenas un pequeño grupo analizado”, refirió este viernes Roberto Pianelli, secretario general del gremio, en conferencia de prensa.

A su vez, el dirigente explicó que este grupo de empleados que presta servicio en los talleres Rancagua y Villa Urquiza, son apenas una muestra de todos los que pueden estar damnificados por el contacto con el polvo de asbesto. “Hay que hacer estudios en otros 300 trabajadores aproximadamente, entre los conductores y guardas de la línea B”.

Fue recién frente a esta evidencia que desde Metrovías, concesionaria del servicio, decidieron tomar medidas de contingencia. Así se puso en marcha el Programa de Gestión de asbesto, mediante el cual se prevé proceder al lavado industrial de la vestimenta utilizada por el personal de los talleres, la construcción de cuartos técnicos para el aspirado y depósito de piezas contaminadas y la incorporación al Registro de Agentes de Riesgo del personal de tráfico que haya tenido exposición al asbesto.

No obstante, desde el sindicato aseguran que este operativo de limpieza no se cumple debidamente. “Lo anunciado, hasta la fecha no se cumplió: no presentaron un plan oficial para el retiro del asbesto, no se ocuparon de lavar la ropa de los trabajadores, y no pusieron los lockers en los talleres”, refirió Francisco Ledesma, secretario de Salud Laboral y Medio Ambiente de la AGTSyP.

Desde Metrovías, emitieron un comunicado en el que remarcaron que se está implementando en la línea B el plan de retirar y eliminar de manera segura todos aquellos elementos que contengan asbesto. “El asbesto o amianto es un mineral de origen natural que se presenta en forma de fibras y que fue ampliamente utilizado en la industria en todo el mundo debido a sus propiedades aislantes, hasta que hace un tiempo fue prohibido en algunos países, tras descubrirse que la aspiración de esas fibras podrían afectar la salud. Este riesgo, en el caso del subte, está circunscripto a los talleres durante la manipulación y pulido de las piezas que contienen este material”, señalaron.

Por ese motivo, aseguraron, se implementó “un plan de seguimiento que se desarrolla junto a la ART y la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, para los trabajadores que se desempeñan en los talleres Rancagua y Villa Urquiza, a quienes se les realizaron estudios neumonológicos en el Hospital Británico de Buenos Aires”. Y señalaron que la coordinación del programa de gestión de asbesto se lleva adelante con asistencia de expertos de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN).

Actualmente, la línea que cumple su recorrido entre las estaciones Juan Manuel de Rosas y Leandro N. Alem, cuenta con 11 formaciones de trenes CAF 6000 (66 coches), que están libres de asbesto, y 15 Mitsubishi (90 coches), de las cuales según los estudios, el 70% cuenta con ese componente entre sus piezas.

Se van rompiendo los trenes y no los reparamos porque lo que hay que intervenir son las piezas que tienen asbesto entre sus componentes. Entonces los coches van quedando parados. Mientras no se rompa ninguno más la línea va a seguir funcionando normal, pero con uno solo que necesite reparación, ya no hay lugar donde dejarlo en reserva y se te tapona la línea”, explica el secretario de Salud.

Esta retención de tareas está avalada por ley, según afirman desde el sindicato, por encontrarse en riesgo la salud de los trabajadores. “Es una cuestión de salud pública y que no solo afecta a la línea B, está presente en todo el Subterráneo de Buenos Aires“, advierten desde el gremio.