Para visibilizar la situación con la que lidian desde hace más de tres años, y como una muestra de lo que les depara un futuro no muy lejano si los recursos prometidos no llegan, 70 clubes de barrio porteños se sumaron a un apagón para reclamar que se implemente la tarifa social eléctrica. El presente de estas entidades es tan oscuro como las postales que reflejan la protesta, y que dejan al descubierto una problemática cuya solución está a la vuelta de un proyecto de ley.
Para sorpresa nuestra también adhirieron entidades de Córdoba, Mendoza, Santa Fe y La Pampa, y de localidades del conurbano como Ensenada, Avellaneda y Vicente López. Porque el problema es nacional, hay una ley que no se aplica y que nos incluye a todos. La diferencia con la Ciudad de Buenos Aires es que, a fines de diciembre, el Estado Nacional trasladó la tarifa social al Gobierno porteño mediante el decreto 162/19, y lo hizo con un fondo de $ 4.000 mil millones de pesos. Pero para que se aplique, la Ciudad dice que tiene que sacar una ley«, detalla Guido Veneziale, presidente del club Villa Miraflores del barrio de Flores y referente del movimiento Defendamos los Clubes.
Por el mismo camino se encauza un proyecto (el 888/19) que lleva la firma de los legisladores porteños de la oposición, y que apunta aimplementar un 50% de descuento en la tarifa de luz a las entidades barriales inscriptas en el Registro Único de Instituciones Deportivas (RUID). La iniciativa comienza a tratarse en comisiones a fines de mayo, y podría representar una especie de atajo para alcanzar un objetivo que ya lleva casi cuatro años de espera. «El presidente (Mauricio Macri) anunció medidas a favor de los clubes en 2016, fue una promesa histórica y lo que pedimos es que Rodríguez Larreta se haga cargo», sentencia Veneziale.
Según datos de Defendamos los clubes, en los últimos meses no hubo una sola institución que abonara menos de $ 20.000 de consumo eléctrico, con picos astronómicos de $100.000 en algunos casos. A pesar de ello, y dejando de lado el mantenimiento, mejoras en la infraestructura y la suma de actividades, por fortuna hasta el momento ningún club cerró sus puertas.
Un mes atrás , el presidente del Club Fénix y representante de los clubes de barrio en el Concejo Asesor del Deporte de la Ciudad, Gustavo Acosta explicaba: «El tema tarifas hoy es uno de los principales problemas que tienen los clubes por el aumento exponencial. Y el club se encuentra en la disyuntiva de no poder trasladar esos aumentos a la cuota. Si valía $100 y la ponés $300, muchos dejan de venir».
Lamentablemente hay una baja en la calidad de los servicios porque nada se puede arreglar, se te rompe una silla y la tenés que dejar así -lamenta Veneziale, el presidente del Miraflores-. Acá corre riesgo de caer la cultura de los clubes, que es identitaria del ADN argentino. Queremos seguir haciendo lo que amamos que es estar con los chicos, sacarlos de la calle y las adicciones. No podemos dejar que el deporte en la Argentina sea un negocio».