El derroche de agua de una canilla que gotea representa 46 litros al día, el flotante roto del inodoro 1200 litros y el desborde de un tanque más de 2000 litros. Se trata de cifras inimaginables, pero reales, que antes no se tenían en cuenta porque se cobraba una tarifa fija, según el metro cuadrado de las viviendas. Pero ahora, con la instalación de medidores en gran parte de Capital y en la provincia de Buenos Aires es necesario empezar a cambiar los hábitos para que la factura no se vuelva impagable.
Desde 2016 a la fecha Aysa lleva instalados 121 mil medidores, lo que representa el 15% de los hogares. Según sus proyecciones, para 2023 estos equipos alcanzarán al 70%. «El objetivo es que la gente tome conciencia de la importancia de cuidar el agua y usar sólo lo necesario sin desperdiciar», indicaron a Infobae desde la empresa.
Actualmente, con la política implementada por el Gobierno de Mauricio Macri, Aysa ya no recibe dinero del Estado y la totalidad de la tarifa es abonada por el usuario. Con la última suba del servicio, que fue del 17% en enero, los usuarios residenciales pagan en promedio 1113 pesos por mes. Pero con la instalación de los medidores de agua esa tarifa puede variar en función del consumo.
La tarifa se mide por metros cúbicos (1.000 litros) y su valor promedio es de $40,93. Pero «hay que tener en cuenta que los usuarios medidos cuentan con una base de consumo libre de 164 litros diarios, que representan 5 metros cúbicos por mes», precisaron desde Aysa.
Mientras que la Organización Mundial de la Salud considera que el gasto promedio de agua por habitante debe ser de 200 litros por día, en el área metropolitana se consumen 275 litros, casi un 40% más de lo estipulado.
Para hacer un uso responsable del agua y no gastar de más, distintas ONG aconsejan evitar los baños de inmersión y optar por una ducha rápida; revisar que no haya pérdidas en grifos o cañerías; utilizar el lavarropas solo cuando tenga la carga completa; y no dejar correr el agua de manera innecesaria.
Diego Salas, director de desarrollo de Greenpeace Andino, advirtió: «Si en lugar de dejar el grifo abierto llenamos la pileta para lavarnos la cara, las manos o afeitarnos estamos ahorrando 12 litros por minuto».
Otro de los tips que aconsejan los expertos es agregarle un difusor a la manguera para regar el jardín, no descongelar los alimentos debajo del chorro de agua, realizar un correcto mantenimiento de las piscinas para no desperdiciar agua innecesariamente y lavar el auto con baldes en lugar de utilizar la manguera.
En referencia a este último ítem, hay que saber que una manguera abierta derrocha 700 litros por hora. Si se usa un balde, en cambio, se puede ahorrar un 50% de agua. Y las cifras que maneja el Gobierno porteño en ese sentido no son para nada alentadoras: los consorcios de los edificios destinan casi 25 millones de litros de agua por día solo para limpiar las veredas.