Producto de la profunda crisis económica por la que está atravesando la Argentina, la consecuente aceleración de los precios de los alimentos y la caída del poder de compra del salario, la sustitución de primeras marcas ya se convirtió en un hábito de los argentinos, según los datos de un nuevo sondeo nacional que realizamos junto a D´Alessio- Irol, durante el mes de mayo a 700 encuestados. Con respecto al año pasado, en estos primeros cinco meses de 2019, se continúa evidenciando una retracción en el consumo.
Con el objetivo de reducir lo que pueda generar un mayor impacto en el presupuesto, el 89% de los consultados admite haber hecho alguna disminución, con un promedio de 12 productos, para los niveles medio alto y medio y de 13, para el nivel medio bajo. La carne vacuna y las gaseosas son los primeros productos en ser desplazados por 7 de cada 10 encuestados. Le siguen otras bebidas como la cerveza, con el 66% y el vino, con el 64%. También, para el 60%, los postres lácteos, fiambres, pescado y manteca son los productos que pierden su lugar en el changuito del supermercado.
Sin embargo, pese a esta caída generalizada del consumo de alimentos y bebidas, el estudio afirma que los únicos productos que han ganado posiciones son el arroz y los fideos, con el 43% y 42%, respectivamente. Seguidos por el consumo de pollo, con el 37%, que se incrementa notablemente sobre el de la carne vacuna, el de verduras, con 36% y de frutas, con 29%.
Además, los argentinos están armando una nueva reestructuración de los gastos donde los “extras” van perdiendo cada vez más posiciones.
En cuanto a los recortes que más se están restringiendo en este año, el primer lugar se lo lleva ir a comer afuera, con el 81%, seguido por el gasto en indumentaria, con 78% y el delivery, con 77%.
También 7 de cada 10 consultados abandonaron o disminuyeron sus salidas recreativas como cine y teatro, así como el presupuesto destinado a viajes y vacaciones.
Debido al incremento de las tarifas de los servicios, el 72% menciona al cuidado de la luz y un 70% al del consumo de gas. Comparado con el año pasado, las caídas más abruptas corresponden a los gastos en taxi (28%), delivery (18%) y gimnasio (16%).
Otro de los consumos que fueron abandonados o restringidos por más del 60% de los consultados fueron los artículos de perfumería, higiene personal y de limpieza del hogar, así como también el uso del automóvil. Finalmente, el 57% afirma haber recortado su presupuesto destinado a cursos o formación y el 55% al de telefonía celular.
La reducción del consumo evidencia su peso en ciertos rubros o productos por nivel socioeconómico, como Netflix (25% en el medio alto, 32% en medio y 40% en medio bajo) e Internet (28% en el medio alto, 32% en medio y 45% en medio bajo), sin mostrar diferencias en otros, como taxis e indumentaria.
Por el contrario, el informe refleja que existen otros rubros que ofrecen más resistencia a ser eliminados: para el 44% de los encuestados, el servicio de cable se mantiene vigente a pesar de la situación actual, seguido por las actividades extracurriculares de los chicos, con el 42% y el gasto en medicamentos, con 41%, completan el podio.
Otros consumos que resisten el ajuste son las clases de apoyo escolar, internet y Netflix, con 39%, 34% y 33%, respectivamente.
Los medicamentos no fueron abandonados, pero sí están en disminución, en especial en el nivel socioeconómico medio bajo.