Una nueva forma de moverse en auto en la Ciudad: carsharing o alquiler compartido

La modalidad, conocida como carsharing (autos compartidos) y muy extendida en países desarrollados, revolucionó el alquiler de autos haciendo que funcione como el sistema de bicis naranjas de la ciudad.Este servicio llegó hace un año a Capital y el Conurbano, permite viajar con tarifas más bajas incluso que Uber y ya consiguió casi 11 mil usuarios.

Todo se hace con una aplicación para celular. Allí, tras un registro que pide sacarle fotos al DNI y a la licencia de conducir, y dar los datos de la tarjeta de crédito, el usuario puede ver sobre un mapa interactivo dónde hay un vehículo disponible cerca. Si alguno le sirve, lo reserva (por 30 minutos), va hasta él, lo abre con la misma app, lo conduce como si fuera propio por el tiempo que lo necesite y lo deja en la cochera de la red más próxima a su destino.

AWTO la más nueva de las tres redes de carsharing que llegaron a la Ciudad, ofrece coches compactos de Nissan a $ 7,33 por minuto, $ 440 por hora y $ 2.200 por día (desde la quinta hora), con nafta, seguro y el resto de los gastos incluidos. También tienen vehículos “premium” de esa marca a $ 9,50 por minuto, $ 570 la hora y $ 2.850 el día. Para el tiempo en que el coche está detenido, en ambos casos los montos se reducen a la mitad. Y en su web tienen una calculadora que permite estimar el gasto de traslados puntuales.

MYKYEEGO otro sistema, cobra desde $ 7,62 por minuto, $ 282 la hora (hasta la cuarta) y $ 1.410 el día (para el caso de un Renault Sandero, la alternativa más económica), aunque a esto hay que sumarle la nafta, que se cobra aparte al mismo precio de las estaciones de servicio.

“Hoy se gastan $ 15 mil por mes para tener un auto propio y muchos lo usan sólo el fin de semana. Si lo venden y empiezan a alquilar, pueden bajar ese gasto a $ 10 mil, y nosotros nos ocupamos de todo el mantenimiento para que los coches siempre se encuentren impecables”, estima Mariano Segarra, CEO de Awto.

Y destaca que, además, teniendo estaciones cercanas, gente sin auto propio pero con licencia de conducir puede usar el servicio para moverse con precios mejores que los del taxi y el remís.

 Como si fuera propio, el coche se puede usar por minutos, horas o días enteros. (Foto: Andrés D'Elía)

Usar los “autos compartidos” puede salir hasta 43% menos que tomar un Uber, 50% menos que pedir un radiotaxi y 55% menos que moverse con Cabify.

A las 22.30, por ejemplo, ir de Cabildo y Olleros a Plaza Defensa -cerca de San Telmo- cuesta $ 160, contra $ 245 de ir en Uber, $ 270 de ir en taxi y $ 355 de usar Cabify. Al mediodía, con más tránsito, el mismo viaje sale $ 205, contra $ 254, $ 270 y $ 325 respectivamente. Si el viaje es nocturno, entre el Alto Palermo y Libertador y General Paz, el alquiler permite hacerlo por $ 150, frente a $ 240 que presupuestaba Uber y $ 300 para el taxi y para Cabify.

 Así, la modalidad ya suma 10.900 usuarios -la mayoría, de 25 a 45 años- y 162 vehículos en 66 “estaciones”, que suelen estar en garajes, shoppings, supermercados, estaciones de servicio y en los aeropuertos.

Una traba para la adopción de la nueva modalidad es que las “estaciones” aún están concentradas en el Centro y el corredor norte de la Ciudad, y en el norte del Conurbano, dejando sin cobertura casi todo el centro, el sur y el oeste. Pero las empresas dicen que esto es cuestión de tiempo. Y de poco tiempo.

Awto, por ejemplo, planea terminar el año con 60 vehículos (el doble de lo actual) y llegar a 500 en los próximos 3 años. MyKeego espera tener 50 autos hacia diciembre en Buenos Aires, y alcanzar los 300 pronto. En ambos casos, con una cobertura mucho más amplia. Y Toyota Mobility también tiene planes ambiciosos de expansión. La revolución del carsharing recién empieza.

“La idea es que la gente pueda usar un auto siempre que lo necesite. En fines de semana se nos están agotando porque la gente los agarra para salir en pareja o con amigos, visitar a familiares que viven lejos, ir a jugar fútbol o hacer una mudanza. También para moverse si el auto propio está en el taller”, cuenta Rodrigo Pérez Terra, cofundador de MyKeego.

“Se empezó usando mucho los fines de semana con fines recreativos, y ahora crece la demanda en días hábiles, para ir al trabajo e ir a reuniones en distintos puntos”,