En lo que va del año, Edesur detectó unas 8.000 conexiones ilegales. Y en el área de concesión de Edenor, los dos puntos con casos más resonantes son los countries y la zona más concurrida de Palermo.
Hay varias formas de “colgarse de la luz”: manipular el medidor para que figure menos gasto, o bien hacerle un bypass. Esto último es lo que se conoce como conexión “directa”, porque se enlaza directamente con el transformador de la distribuidora y así se le hace pito catalán al aparato que registra los consumos.
Un restaurante de comida mexicana, tres locales de sushi de una misma cadena, supermercados, barrios privados. En el centro porteño o en el sur o el norte del GBA. El robo de electricidad no discrimina por poder adquisitivo, rubro ni ubicación.
Para hablar del tema hay que dejar de lado los prejuicios. Y saber que el robo de electricidad pueden convivir con los barrios privados y los autos de alta gama. O que los restaurantes donde se incurre en ese delito no necesariamente son viejos y sucios.
Puede ser uno en Palermo Hollywood, en Soler al 5500, con buenas críticas gastronómicas pero que, según se calculó, debía más de $ 200.000 de luz por una conexión ilegal. O tres de una cadena de sushi, uno ubicado en Vicente López, otro en Pilar y otro en Ramos Mejía, cuyas múltiples instalaciones clandestinas fueron detectadas la semana pasada. También otros dos locales en Palermo, en los primeros meses del año: una pizzería en Honduras y Medrano, con una deuda estimada en $ 300.000, y una chocolatería, en Seguí al 3500.
Otro lugar donde el robo eléctrico se repite es el centro de Pilar, donde se detectaron 94 conexiones clandestinas, entre “directas”, puentes manipulados y algunos medidores sin precinto, lo que indica que también fueron alterados. En el mismo partido Edenor hizo 20 denuncias penales por robo de energía este mes, en un barrio privado a la altura del kilómetro 45 de la Panamericana. Algunos vecinos ni siquiera podían ver la televisión, aunque sí pagaran, porque no les llegaba la potencia suficiente para poder usarla.
“Además de que es un delito, robar electricidad hace que ingrese menos dinero a la compañía y por lo tanto hay menos fondos para inversión -puntualizan desde Edesur-. Por otro lado está el riesgo que supone para quien hace la conexión ilegal. Y, por último, el desequilibrio que se genera en la red cercana y que provoca problemas a quien sí paga”.
En casos extremos, indican fuentes de Edenor, hasta ha habido incendios por este motivo, ya que las instalaciones precarias pueden generar cortocircuitos.
En el área de concesión de Edesur, en lo que va del año ya se registraron 8.000 conexiones ilegales. El año pasado habían sido 10.000. “Encontramos que las hacen en todos los estratos sociales, pero los casos que más impactan por montos y cantidades son los de barrios privados”, precisan fuentes de la distribuidora.
Uno de los casos más llamativos en ese territorio fue el de 12 conexiones clandestinas en un barrio cerrado de San Vicente. Es que uno de los vecinos “colgados” incluso llegó a pedir un medidor, para usarlo de “fachada”, pero jamás lo usó. Este año Edesur también descubrió robos de energía en heladerías, hamburgueserías, supermercados, countries de Ezeiza y Cañuelas y en “comercios de facturación elevada, con deudas de varios millones de pesos”.