Decadencia de los outlets de la avenida Córdoba

Según un informe de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), publicado en enero, en el bimestre noviembre-diciembre había 26 locales cerrados, contra 10 del mismo período, pero en 2017, según la misma entidad.

Los casos de cierres de comercios por la recesión y los aumentos de los precios de los alquileres se dan en otros centro comerciales, como en la avenida Santa Fe o la calle Florida. Pero en Córdoba se percibe la sensación de fin de ciclo.

El auge de los outlets  de la avenida córdoba en el 2001, entre Lavalleja y Thames, se había convertido en el sitio de moda para comprar ropa barata de marcas reconocidas. «Ocho cuadras para caminar, revolver y comprar ropa barata», era el reflejo de la zona que este diario publicaba en ese momento.

Dieciocho años después, lejos de aquel pasado, la fisonomía de la zona cambió con negocios cerrados, carteles de «se alquila» o «liquidación por cierre» que abundan, y veredas por las que caminan pocos clientes.

Una vendedora, con su negocio completamente vacío, reconoce que la zona esta decaída, pero no se resigna y afirma: «Hay que seguir laburando». Otro, también con el local sin gente, se niega a comentar sobre la declive comercial de la avenida pero sí confirma que pronto cerrará.

El local más grande, que forma parte de las dos únicas cadenas internacionales que quedan en la zona, también está casi vacío; eso sí, de acuerdo a uno de los vendedores, por ahora no hay planes de irse.

Según Nicolas García, encargado en un comercio que vende ropa interior de hombre desde hace tres años, el aumento de los servicios, junto con el incremento del alquiler y la reducción en el consumo ha propiciado el ocaso de la zona como polo comercial. «Hasta el outlet sale caro, y a los que quieren abrir un negocio les cuesta más todavía», dice.

No muy lejos del centro comercial de la avenida Córdoba hay otro polo de outlets. Está sobre la calle Aguirre. En un tiempo convivieron. Y ahora, aunque no desborda de gente, en Aguirre no hay negocios cerrados y persisten locales de marcas internacionales.

Uno de los vendedores asegura que es frecuente que algunos locales cierren, pero afirma que casi de inmediato otro toma su lugar, lo que contribuye a que no decaiga el área.

Por otra parte, no cree que sea definitiva la situación de Córdoba, porque «a la gente le gusta gastar», así que cuando «haya un mejor momento, la gente volverá»; otra de las causas de la decadencia, según evalúa, es que la construcción del viaducto del tren San Martin complicó el tránsito y la llegada de gente. Por otro lado, hay quienes se entusiasman con que, cuando la obra esté terminada y mejore el tránsito en la zona, el polo comercial resurja.

Otra esperanza está cifrada en los locales de las calles perpendiculares, que subsisten con alquileres algo más baratos, aunque con menos exposición para el público.

Marcelo Sorzana, director de Surreal Marketing y especialista en marcas de indumentaria, opina que, al igual que un producto, una zona comercial tiene un ciclo de vida: introducción, crecimiento, madurez y declive. «La gente se cansa del lugar o del formato», dice, y agrega: «Con más marketing y una purificación de las marcas, los consumidores se desplazan. Los polos comerciales se van trasladando: el surgimiento de la calle Córdoba en los 90 ocurrió a costa de Munro, zona muy popular durante los 80; más recientemente, Aguirre o el sector comercial de Flores afianzaron su popularidad en detrimento de Córdoba y Once, respectivamente».

Por eso, consideran que las ofertas y las propuestas de ambos polos deberán renovarse para seguir siendo elegidos como destino por los consumidores.

Otro dato que describe la difícil situación: la Asociación de Amigos de la Avenida Córdoba, creada hace 18 años para impulsar la zona, se disolvió y ya no existe. 

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